LA CRISIS DE LA UNIVERSIDAD
21/02/2021
LA CRISIS DE LA UNIVERSIDAD
“Y
esta es la crisis de la Universidad. Crisis de maestros y crisis de ideas. Una
reforma limitada a acabar con las listas o a extirpar un profesor inepto o
estúpido, sería una reforma superficial. Las raíces del mal quedarían vivas”.
José Carlos Mariátegui
En estos tiempos de crisis sanitaria y
económica por el Covid-19, en que la vulnerabilidad social, vinculada a los
procesos de desigualdad se profundiza y en medio del cambio inesperado de la
modalidad presencial a la virtualidad educativa que pone en riesgo la
permanencia de estudiantes en su formación profesional, por las miles de
dificultades económicas y psicosociales que presentan sus familias,
obligándoles a buscar alternativas para su sustento diario. La idea de la
Autonomía, Cogobierno y Democracia Universitaria, ha sido tergiversada en toda
medida, por los sectores políticos y grupos económicos que se disputan el poder
político y de contratación de la universidad de la forma más burda posible, y
que toma fuerza en los intereses de algunos actores al interior del Consejo
Superior Universitario -CSU- de designar rector en propiedad, sin una consulta
de los estamentos.
Después de un largo periodo en que se ha
designado rector en encargo a causa en gran medida, por la crisis
administrativa y de gobernabilidad tras la destitución de Nidia Guzmán como
rectora en propiedad por parte del Consejo de Estado, por presuntas
irregularidades en el proceso de elección de la ternada. Además de la crisis
sanitaria que imposibilita las elecciones de manera presencial, se pone en el
debate público el proceso de designación, el cual se llevaría a cabo el 18 de
marzo de 2021, (sin ningún protocolo especial de bioseguridad, ni un acceso
real a la participación estudiantil en el proceso electoral). En medio de
estrategias de campaña, en que la filtración de conversaciones de
WhatsApp, audios, robo de correos y cuentas de Facebook, son el denominador
común desde que inició el proceso de designación. Dejando entrever que quienes están
en este proceso se valen de la trampa, la artimaña y prácticas clientelares,
lejos de las necesidades reales de los estamentos y el deber ser de la
academia, siendo esto perjudicial para el carácter académico y social de la
universidad y en especial para nosotros y nosotras como estudiantes y nuestro
proceso educativo.
Recordemos que para el año 2020, se filtran
audios en los cuales se ven involucrados el ex representantes de los egresados
Julián Salas ante CSU, el decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y
Políticas, Leonel Sanoni quien a su vez es miembro del Consejo Académico y
miembro en el CSU, (a la fecha aún no renuncia tras los bochornosos audios
expuestos a la comunidad universitarios) y de la ternada a la rectoría Nidia
Guzmán, en los que se evidencia cómo se genera presión desde diferentes
dependencias administrativas de la Universidad para favorecer a la campaña de
Nidia Guzmán. Pero así mismo, recordemos que estas denuncias no son de ahora,
pues durante la administración de Pedro Reyes el Movimiento Estudiantil
denunció las prácticas clientelares, al ampliar la planta administrativa y
contratos a terceros que terminan siendo ocupadas para el pago de cuotas
burocráticas; más reciente la filtración de conversaciones que involucran al
ex-rector en encargo Edwin Alirio y al ternado Nelson Gutiérrez, actos en que
la Autonomía y la Democracia Universitaria es puesta al servicio de intereses
particulares o de sectores políticos que mantienen este tipo de prácticas, en
las que se sustentan la corrupción y se minimiza la proyección académica e
investigativa de la Universidad Surcolombiana.
Como Colectivo estudiantil y estudiantes de la
Universidad Surcolombiana, resaltamos que lo que pasa hoy en nuestra
universidad, no es de ahora y dichas prácticas tienen de fondo un problema
estructural de la Universidad. De allí, que consideramos que la crisis en gran
medida se da por el mecanismo de
designación de Rector, Decanos y Jefes de programa, pues esté está permeado
por maquinarias políticas que se sustentan en prácticas de corrupción, además
de ser antidemocrático y desigual.
Ahora bien, ¿por qué decir antidemocrático?
Partiendo del entramado en que se gesta la designación de Decanos y Jefes de
programas, consideramos que allí se empieza a gestar las prácticas
clientelares; claro ejemplo es que cada vez que se designa un nuevo Decano, se
mueve el banco de docentes catedráticos y de ocasionales, desconociendo los
criterios claros de evaluación para sacar o meter un docente. Así mismo, bajo
la fórmula actual, el voto de un estudiante vale menos que el de un docente de
planta, ¿en qué democracia el voto de un docente equivale a un aproximado de 20
estudiantes?, y ni qué decir del voto de un/a egresada. Por tanto, ¿Para qué
Votar? si al realizar la ponderación en los votos, este se verá minimizado
sustancialmente. Además dicho mecanismo permite que el CSU, a puerta cerrada y con criterios pocos claros, seleccioné
la terna. De allí que en repetidas ocasiones la designación de rector en
propiedad haya sido anulada por un acto administrativo y/o jurídico, al ser en
el proceso de selección de la terna, en el CSU, el espacio donde se manipula y
se cometen actos de presunta corrupción. Cabe resaltar que de los 9 integrantes
del CSU, 1 representa el estamento estudiantil y 6 son agentes externos a la
universidad, generando cuestionamiento respecto a los intereses políticos y
clientelares de quienes lo conforman, como anteriormente se hizo mención,
¿entonces, quien es el que realmente decide y bajo qué intereses?
Por consiguiente, consideramos que la
apuesta del estudiantado debe ser, la
reforma del mecanismo de designación de rector, decanos y jefes de programas,
en un corto-mediano plazo.
Al tiempo que se avanza en procesos, espacios y mecanismo de incidencia real de la comunidad
universitaria, en que las necesidades y realidades del estudiantado se
puedan transformar, en que la proyección como universidad se oriente hacia el
bien común y colectivo e incidir en una apuesta investigativa y académica en la
construcción de universidad para la región, bajo principios de Democracia, autonomía y Cogobierno
Universitario.
Por lo anterior, hacemos el llamado a las
organizaciones estudiantiles, procesos colectivos, parches y sectores
independientes, que le apuesten a consolidar Movimiento Estudiantil, a
construir un nivel de unidad, de acción consensuado, que permita una disputa
estratégica en el Movimiento Estudiantil Surcolombiano, que supere las
coyunturas. Al igual que tener postura crítica hacia los órganos administrativos,
pues el movimiento no debe ser absorbido por las agendas de estos escenarios
institucionalizados, y por tanto debe mantener la Autonomía que históricamente
lo ha caracterizado.
Pero así mismo, entendemos que como
Movimiento Estudiantil tendremos el reto de asumir nuevos escenarios de
discusión en medio de las dificultades que ha traído la pandemia, en la cual no
contamos con los escenarios históricos de lucha, como lo son las calles.
Además, de estrategias comunicativas para brindar información y elementos que
cualifiquen al movimiento en general y de espacios de participación directa, de
un porcentaje significativo de estudiantes. Pues no podemos pretender que la
"amplitud" es sinónimo de participación o que está sea vinculante,
pues no todos y todas cuentan con la misma información y recursos para incidir
en los escenarios de discusión.
Así
que solo nos queda construir sobre la pluralidad de ideas, con las banderas
claras, y el horizonte de universidad que queremos, crítica, investigativa, universal,
gratuita, democrática y autónoma, transformadora de las realidades y
constructora de una mejor Colombia, una Universidad para la Paz con Justicia
Social.
¡Pueblo oprimido adelante!
¡Revolución!
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